lunes, 4 de julio de 2011

Marylin

He pensado en todo, las sandalias blancas de tacon al piso, las medias blancas ajustadas, la falda larga color crema justo a la rodilla, la blusa perla con el primer boton abierto, el saco de oficina , el collar de perlas y finalmente el pequeño sombrero cajita de pildoras sobre la peluca rubia.
me maquillo como a ella le gustaba, justo frente al espejo, rl polvo deslizandoe suave por la piel nacarada, el lunar negro al lado de la boca rojisima, las pestañas dobles y las sombras apenas delineadas.
Termino y te observo por ultima vez en la foto de pose sensual, ojos entornados, boca entreabierta, el escote justo a la medida de la camara, siento estremecerme, hace más de un año que te fuiste y aún no puedo creerlo; aquella mañana me llamaste desesperada para citarme en tu casa.
Te vi demacrada, temerosa, sin aquella seguridad y sensualidad que siempre demostraste; ahora te sentía acosada, acorralada, sin esperanza.
Hablaste atropelladamente de conjuras, amantes, expedientes, de la CIA y el FBI, de algo muy importante y revelador, luego pusiste en mis manos el pequeño diario de pastas rosas donde escribias tus secretos más intimos, quise rechazarlo pero me rogaste por nuestra amistad que lo aceptara, en ese momento sono el telefóno y antes de poder despedirme me sacaste casi a empujones; despuès de aquel incidente ya no supe más, hasta el dia que supe por los periodicos que te habías suicidado, entonces comence a hojear el diario, y supe la verdad.
Llegue de Los Angeles a Dallas desde la semana pasada, me aloje en un hotel cercano al centro, segura de lo que pensaba hacer, compre ropa, zapatos, peluca y maquillaje, practique todos esos dias hasta parecerme lo mas posible a ti, incluso en tus movimientos y gestos, ah, y además consegui una pequeña escuadra a buen precio.
Todo mundo sabia el intinerario, lo habían estado anunciando a cada rato por el radio y la televisión, tome el bolso con el arma adentro, sali tranquilamente, deje la llave en recepción,
sonrei ante la cara de sorpresa del encargado, seguramente penso que habías resucitado, donde estes seguramente estaras orgullosa de mi.
Camino sin prisa hasta la plaza Dealey, es un dia luminoso, el sol cae a plomo a pesar de ser noviembre no hace frío, ya veo a la multitud formando una larga cinta a lo largo de la avenida.
Estoy al tanto de los primeros gritos de entusiasmo, de los cartelones que lo invitan a que se largue de Texas, es un movimiento automatico de la gente que se acerca aún mas a la banqueta cuando se advierte la llegada de la comitiva.
Pasa el auto escolta, luego los motociclistas, ¡si, ahora los veo!, los tengo casi frente a mi, ¡es el momento!, ¡me ha visto, se sorprende, no lo puede creer, quizas piensa en una aparicion!, ensayo mi mejor sonrisa, aquella de la foto con el escote frente a las cámaras, ¡soy yo querido, tu amada Marylin, siempre seras mio, y no de esa perra maldita!.
Apunto la escuadra al saquito rosa cuando escucho un disparo, ¡Lo veo tomarse el cuello desesperado! ¡No, no no a el no!, ¡es mi oportunidad, esta saltando del auto la tengo que matar! cuando escucho el segundo y siento un golpe en la espalda, la sangre me sube a la garganta, caigo al pasto y lo último que veo son unos ojos inertes perdidos en la nada, y un conjunto de Coco Chanel tinto en sangre; dicen que lo ultimo que murmure fue ¡My dear John, my dear and sweet John!.

No hay comentarios:

Publicar un comentario