viernes, 1 de julio de 2011

el pulpo

Me di cuenta que estaba embarazada a la semana de volver de Cancún, una nausea espantosa y un mareo que casi me hace chocar, después en urgencia a la clínica.
-Felicidades Graciela, serás mamá-fue la sentencia de la ginecologa con una sonrisa de oreja a oreja, claro que obviando preguntas y dudas al salir del consultorio seguía cuestionándome, -¿Con quien diablos?-, -¿fue acaso con el moreno de la disco, andaba tan peda, ¿o el wey que conocí en la tienda de recuerditos, pero que no había usado condon?, ¡chin, a que se le rompió al pendejo!-.
Esto me cae de sorpresa, no estoy preparada, que debo hacer, -¿abortarlo?-, toda la tarde ando como estúpida en la oficina.
-¿Que tienes, tu traes algo?-, me dice la Sofía, y pues como es mi amiga del alma se lo confieso,
-Uta, en serio we? pues ni madres por andar de pronta ya ves, pero lo bailado quien te lo quita, jaja- ríe con fuerza y eso me baja la neura aunque la quiera matar, bueno pues si, al mal tiempo...
Aquella noche no pude dormir, soñe con la misma cosa, desperte a las 4 de la mañana sudando frío y con un fuerte dolor en el vientre; entonces fuí recordando.
Buceaba aquel día junto a otros turistas cerca de un arrecife lleno de cavidades, me aleje del grupo un instante para verlas más de cerca, y fue entonces cuando lo observe.
Tornasolado, con franjas que cambiaban del negro al rojo y al blanco en segundos, sus tentáculos se deslizaban por el coral buscando con delicadeza pequeños moluscos y estrellas de mar.
Fascinada lo observaba moverse cuando mis ojos se fijaron en los suyos, sentí un estremecimiento, porque eran tan azules, profundos, con un alma, tan humanos.
Quise alejarme, ir en busca de los demás, pero estaba clavada en la arena, de rodillas mirando aquel bello ejemplar, entonces se dirigió hacia mi, uno de sus brazos toco mi mejilla, el otro se fue deslizando lentamente sobre mis pechos, bajo por el vientre, penetro con delicadeza, sus otros téntaculos alrededor de mis caderas, algo presionó hacia adentro, sentí caliente, me desmaye.
Me hallaron tirada bocabajo en la playa, un hilo de sangre saliendo de la vagina hacia el mar, pero tras un examen médico no se encontró nada grave, lo único fue que nunca recordé que paso, hasta ahora.
Ya no soporto el dolor en el vientre, parece a punto de reventar, tomo el cel y le hablo a Sofia, todo me da vueltas, se viene otra nausea y con ella caigo inerte al suelo.
-Sin mayores complicaciones, fue una niña- dice la enfermera al pasarme el pequeño bulto blanco.
-Felicidades wey ya eres madre- me dice Sofia, -ahora ya puedes buscar un pelado que las mantenga a las dos- y tira una carcajada, pero yo no la veo, sólo me fijo en aquellos dos ojos azules, profundos y silenciosos que miran desde el fondo de un alma humana; y hambrienta.
Unos dias después mi beba me mostró que la carne humana puede ser tan deliciosa y nutritiva como cualquier pequeño molusco, lástima, estimaba tanto a la Sofy, pero los niños son primero, hay que alimentarlos bien para que crezcan fuertes y con tentáculos firmes.
Ya planeo otro viaje a Cancún para presentarla a la familia.

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