sábado, 25 de junio de 2011

Zancuda

Aquella mirada suplicante casi me desarmo, titubee antes de dar el golpe final, despuès de todo, pense, una gotas de sangre no valían la drástica desición; sin embargo a mi mente volvieron los recuerdos, las imágenes, el terrible desvelo de cada noche con sus llegadas intempestivas y el querer estar trepada en mi buscando el momento propicio para dejar caerse en mi piel con obscena y vampiresca avidez.
Ya no dude, un fuerte manotazo la dejo embarrada en la pared, la sangre derramandose lenta, muy lentamente hasta formar una mancha carmesí junto al de mis anteriores homicidios.
Apague el foco y dormí plácidamente hasta el amanecer.

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