martes, 28 de junio de 2011

Limpieza dental

La carretera esta vacía, por encima del pavimento hirviente cruzan lentamente dos tortugas, una abre el hocico y hace ruidos extraños, la otra desdeñosa ignora el requiebro, seguro no quiere que se la cojan a mitad del asfalto y terminar aplastada por un camión, es inteligente, o quizas odia a los hombres y es algo feminista, no lo se, esa debería ser la historia pero ciertamente a pocos les interesa el idilio de dos quelonios a mitad de la nada, sobretodo porque ya se perdieron en la maleza con el chac chac chac de las quijadas cada vez mas lejos, que inutilidad, mejor que se busque otra hembra, o que cambie de sexo quizas sea mas sencillo.
Me acomodo la bolsa en el hombro y sigo caminando esperando pase un autobus, un auto, una moto o algo con ruedas que me saque de este horno, por lo menos las tortugas cachondas me distrajeron un rato, ya las extraño.
-¿A donde?- pregunta chika fresa, maquillaje corrido, sonrisa humeda por sudor en el rostro.
-A la ciudad-, le respondo inerte ya de plano en el asiento delantero-
-¿Que hacias alla amiga?-, le obvio la conversación, respondo de un auto desvielado y la caminata por un kilometro en medio de esta nada.
El fresco me reanima, la chika habla y habla de riesgos, peligros en la carretera, malas compañias, de no aceptar a cualquiera de aventon, sonrio, asiento con la cabeza mientras me aliso el cabello y acomodo la blusa, -Si, tienes mucha razon, estos sitios son peligrosos-.
Ya se ven a lo lejos las luces de la ciudad al atardecer, hemos hecho buena amistad, dice se llama
Karina Cantú, oficio bailarina, en busca de jale y sin mayores complicaciones en la vida que sacar lana para el hotel, la comida, el chupe y a veces el conecte.
-¿Y tu, como te llamas, no me has dicho casi nada de ti-.
-Arlen, me llamo Arlen y vengo de muy lejos, muy lejos- arrastro la frase hasta perderla en el horizonte, luego volteo, susurro un gracias y aqui me quedo.
Quizas lo adivine, o era una certeza, me pidio que por esa noche nos hospedaramos en un motel a la entrada, volvi a asentir, sonrei, y la bese.
-¿Es suyo el auto señorita?-, cruze la mirada con el oficial y vi que no tenia nada que temer.
-Si, bueno, me lo presto una amiga, viene a trabajar por aca y la voy a ver al rato en el Motel Fiesta, espero no haber cometido ningun delito-, rei bajando la cabeza.
-No, no se preocupe, solo tenga cuidado en los semaforos la próxima vez, no vaya tan rápido-,.
Ya se alejaba cuando se volvio para decirme -Ah y cuidese, tiene sangre en los dientes, le recomiendo vaya con un especialista, los puede perder con el tiempo-.
-¡Que estúpida- pense -la próxima vez uso un cepillo interdental!-, me mire en el retrovisor, chupe los labios y listo, -¡Jamas pense que Karina tuviera tanta sangre en el cuerpo!-.

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